Recientes excavaciones en el área 53 de la antigua
civilización norteamericana que conocemos con el nombre heredado de la época o
“etunidense”, han sacado a la luz los restos de unos objetos esferoidales y
reflectantes con un orificio circular inscrito equidistante del diámetro
exterior.
El grupo de arqueólogos del
Proyecto Obama (por el nombre de uno de sus últimos líderes políticos),
ha iniciado la reconstrucción de los objetos y ha llegado a unas curiosas a la
par que extrañas conclusiones.
Por una parte no es habitual una superficie exterior transparente hecha de polímeros con grupos funcionales unidos por grupos carbonato que cubren una fina lámina de aluminio reflectante. Por otra parte, y dada la ausencia de policromías o inscripciones (aunque bien podían haberse perdido con el paso de los años), parece lógico inferir que su utilización está derivada de su sencillez.
En base a ello, los expertos están de acuerdo en que se trata de objetos rituales usados por los sacerdotes (o las sacerdotisas, pues recordemos que se trataba de una época en la que se pretendía la igualdad entre sexos). Si bien no se muestran de acuerdo en lo tocante a su posición exacta en las vestiduras sacras, todos coinciden en que debían colocarse en la cabeza. Bien a ambos lados, sobre las orejas (se sabe que en esa época adoraban a una diosa de piedra mucho más antigua que se adornaba con un peinado semejante), o bien sobre la propia cabeza.
En ambos casos, parece que el motivo ritual tenía relación con la divinidad solar de la que los etúnidos eran adoradores, recordemos que el calendario sobre el que basaban sus horas se regía en torno al sol y que siempre hablaban de su dios como un ente luminoso que se encuentra en el cielo.
Una vez que se concluya la reconstrucción de dichos objetos de índole ritual, serán expuestos en el Museo de Antigüedades.
Imágenes de dos delos objetos que se
utilizaron en diversos rituales religiosos de la antigüedad. Debajo, uno de los
que se encontraban en mejor estado de conservación.
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