Los funcionarios que llevaban a cabo las obras para el
soterramiento de las redes de energía nuclear necesaria para las cabinas de
teleportación, se han encontrado con un curioso descubrimiento.
Bajo uno de los láseres de taladro, apareció una enorme
cueva de origen claramente artificial, por lo que se pusieron de inmediato en
contacto con el Ministerio de Antigüedades. Éstos, tras diversas pesquisas,
observaron que no se trataba de un solo túnel, sino de una enorme red que se
encontraba bajo la antigua ciudad de Madriz, capital de la parte este de la
Península Hiperercúlea, y que han sido datados entre los siglos XII y XXII de
la llamada Era Cristiana (con un error de datación de +/- 200 años).
Se trata efectivamente de una red que recorre el subsuelo de
la antigua metrópoli casi en su totalidad y de la que se han encontrado
diferentes accesos que el tiempo ha cubierto.
Puestos en comunicación con los expertos, éstos han hecho
público que parece tratarse de una serie de galerías usada como defensa de los
habitantes del lugar, ya que en esa época eran frecuentes las guerras en todo
el planeta. Cierto es que también mostraban al principio su extrañeza por la
longitud y lo intrincado de las galerías, pero un nuevo descubrimiento les puso
en el camino correcto.
“No entendíamos muy bien el motivo de tan enorme esfuerzo
hasta que vimos unas inscripciones en algunas de las galerías” dice el
responsable de las excavaciones.
Tras ese descubrimiento en el que se lograron traducir dos
nombres (Sol y Fortuna), las cosas quedaron mucho más claras.
Se trata de una serie de túneles que servía tanto de defensa
ante las luchas exteriores como para llevar a cabo ritos religiosos (recordemos
que Fortuna era una de sus diosas, ya que creían en la suerte, y Sol era quizá el mayor de sus dioses). Puede
que muchos de esos ritos se llevaran acabo precisamente para pedir a los dioses
la protección de los congregados.
El esfuerzo llevado acabo no es baladí. Se han hallado
garitas en cada una de las entradas en las que indudablemente se debía
encontrar un cuerpo de guardia para evitar intrusiones, inscripciones con la
localización en cada momento de la posición con respecto al plano general, más
inscripciones con respecto a la correspondencia de las salidas con el mundo
exterior, e incuso unas vías metálicas que conectaban prácticamente todos los
túneles. Según se ha propuesto, éstas debían servir tanto para llevar a los fieles de un lugar a
otro en caso necesario sobre algún tipo de rudimentario vehículo, como para sustentar
las imágenes sagradas en los momentos de los rituales.
De hecho, en uno de los túneles que correspondía con el
centro de la antigua ciudad, se han hallado restos humanos.
La solidez de la construcción así como la extensión, ha
sorprendido a los expertos, ya que para llevarla a cabo se hubieran necesitado
más de cien años de continuo trabajo y muchos hombres, además de una tecnología
que no estaba al alcance de todos los habitantes de esa época a juzgar por lo
poco que se ha descubierto de ella.
Instantáneas de la red de túneles
subterráneos en las que se puede apreciar las garitas delos guardas, las vías
de comunicación entre tramos y las inscripciones dedicadas a sus divinidades
así como otras menos elaboradas pero de la misma época, posiblemente restos de
oraciones dejadas allí por los propios fieles.
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